En el mundo del deporte de élite está muy integrada la importancia de la salud de los pies y las consecuencias e influencias negativas de un mal apoyo plantar. En el running parece que nos hemos quedado con la dicotomía de si supinamos o pronamos. La biomecánica del pie y, más importante aún, la de nuestro sistema locomotor es  algo más que esos dos parámetros.

En cualquier pre-temporada de un deportista o un equipo existe una prueba de esfuerzo y un «análisis de la pisada». Aquí ya no hablamos de deportistas de élite, los análisis previos se realizan hasta para poder nadar en una piscina municipal. Sin embargo, con un simple análisis de la huella plantar, tal como se realiza en la práctica generalizada, el único resultado es valorar el tipo de apoyo. A diferencia del resto de análisis de la pisada, en Podostudio proponemos un estudio baropodométrico digital del apoyo del pie junto con el estudio biomecánico de todas las estructuras musculo-articulares del cuerpo, entendiendo que esta es la única vía para realizar un correcto estudio y un diagnóstico global de la persona.

Dicho esto, nos gustaría destacar que para llevar una plantilla personalizada no es necesario tener grandes problemas. Simplemente, los objetivos  que nos marquemos en el tratamiento variarán en cada caso. En un tratamiento ortopodológico en la actualidad se utilizan medios tecnólogicos, materiales de las más altas prestaciones y, por supuesto, los conocimientos profesionales que el estudio y la experiencia nos aportan. Todo esto es básico para entender los objetivos para cada paciente, sea o no deportista.

Está claro que en todos los deportes se corre, pero para el individuo/a que se calza unas zapatillas, abre la puerta y se pone a correr por las calles de su barrio, ese es su deporte: correr. Es un runner.

Los factores que influyen para que un runner tenga más posibilidades de lesionarse son varios. Y estudiar y entender estos factores es  lo primero para tener éxito en un soporte plantar (plantilla personalizada).

Podemos clasificar los factores según su:

  • Antropometría
  • Antecedentes médicos (lesiones musculares, fracturas óseas, esguinces repetitivos, etc.)
  • Condición física (genética musculo-ligamentosa y articular)
  • Nivel de entrenamiento (km/semana)
  • Superficie de entrenamiento (tierra, asfalto, pista, etc)
  • Biomecánica del aparato locomotor (pie, tobillo, rodilla y cadera)
  • Calzado técnico (asfalto, trail, competición, etc.)

Una vez realizado el estudio y la exploración clínica -donde se valoran los rangos de movimiento de las articulaciones del aparato locomotor, el tono de los músculos y el equilibrio entre las cadenas musculares- se realiza el estudio biomecánico en estático (bipedestación)  y en dinámico (marcha y carrera). Los datos obtenidos en la camilla, junto con los datos que aporta el deportista, se tienen en cuenta en todo el análisis biomecánico. Dicho de otro modo, el profesional de la salud ya tiene un perfil aproximado del tipo de apoyo del pie y posición de las curvaturas corporales  con la información obtenida en la exploración previa. Aquí es donde se encuentra, a mi parecer, la gran diferencia entre mirar directamente a los pies a ver «qué tipo de pisada se tiene» o valorar primero al cuerpo de la persona para luego entender mejor el apoyo de los pies.

imagen digital huella plantar

huella plantar Se estudian los movimientos que se realizan en la práctica deportiva para abarcar aún más factores que puedan influir en la aparición de lesiones o de una lesión ya sufrida con anterioridad. En el caso del running, debemos valorar al deportista en acción.  Para ello es necesario la observación y filmación del atleta con cámaras desde diferentes perspectivas para analizar movimientos, técnica de carrera y posicionamiento corporal al correr. Volvemos, aunque seamos podólogos, a visualizar primero a la persona para acabar en los pies.

cámara frontal

estudio de la marcha

Una vez realizada la exploración y los diferentes estudios dinámicos se llega al diagnóstico que lo dividiremos en: morfológicofuncional sistémico. En el primero determinamos qué tipo de pie tiene: plano, cavo o normal; el funcional, se refiere a cómo se comporta el pie durante el movimiento: valgo (estrés en pronación) o varo (apoyo en supinación); por último, el sistémico abarca tanto a enfermedades y/o lesiones generales (escoliosis, dismetrías, operaciones, etc.) que el deportista tenga o haya padecido.

A partir de aquí, viene otro de los factores clave para el éxito de un tratamiento mediante una plantilla, si se precisa un tratamiento fisioterapéutico, ya sea mediante trabajo manual, con pauta de ejercicios y estiramientos, vendajes neuromusculares, etc., se debe realizar previo a la confección y adaptación de la plantilla. No se puede pretender que todos los desequilibrios que se han producido en la estructura musculo-articular del deportista adulto sean restaurados por la acción exclusiva de una plantilla. Ésta puede ser una herramienta muy beneficiosa para nuestro aparato locomotor puesto que estabiliza, armoniza  y amortigua  la base del cuerpo con el suelo, pero debe complementarse junto con otras acciones: ejercicios de tonificación y reequilibrio muscular, estiramientos funcionales, trabajos de propiocepción, calzado técnico (adecuado a nuestro peso, apoyo, nivel de entrenamiento, superficie), etc.

A continuación, ¿qué tipo de plantilla y cuáles serán los materiales que la compondrán?. Gracias a los avances tecnólogicos contamos en la actualidad con unos materiales de características técnicas asombrosas e impensables pocos años atrás. La elección de éstos es el último, pero a nuestro parecer uno de los más importantes factores del éxito de una plantilla en el corredor. La planificación del mapa de elementos junto con su diseño, la  diferente combinación de materiales y posición que ocuparán en la plantilla será básico para conseguir los objetivos marcados. En el retropié, durante la carrera, necesitamos una combinación de materiales técnicos que amortigüen y absorban el impacto que se producirá en el aterrizaje del pie contra el suelo, en el mediopié (zona de la bóveda plantar) necesitamos que el pie se adapte al terreno y deberemos usar unos materiales que armonicen el movimiento de pronación fisiológica del pie sin que se «clave» la plantilla y provoque cargas excesivas en la bóveda; por último, la amortiguación del metatarso y el despegue del antepié precisará de una combinación de materiales técnicos que absorban las fuerzas que llegan del peso corporal y nos propulsen hacia adelante reduciendo el tiempo de apoyo en las cabezas metatarsales.

La manera de darle la forma tridimensional del pie a la plantilla se hace directamente sobre el deportista y de manera dinámica (Técnica T.A.D.). Mediante una máquina con sistema de calor-vacío la plantilla es adaptada por el podólogo sobre el pie, realizando una serie de manipulaciones para colocarlo alineado con el resto de estructuras de la pierna y en posición neutra sobre el suelo. Se termina el proceso de moldeado colocando al pie en posición de carga dinámica consiguiendo la mayor personalización tanto de su morfología como de su dinamismo durante el movimiento.

Podología deportiva Gava

Técnica T.A.D. (Técnica de Adaptación en Directo)

 

 

 

 

 

En conclusión, para maximizar el éxito de un tratamiento ortopodológico mediante una plantilla personalizada en un runner y/o deportista se precisa realizar un estudio metódico por el podólogo deportivo consiguiendo un diagnóstico global correcto -que nos permitirá diseñar y fabricar en nuestro taller la plantilla a medida-, luego deberemos marcar los objetivos del tratamiento junto con el deportista y si el caso lo precisa abordarlo de manera multidisciplinar.

El tratamiento mediante una plantilla sin un calzado con las características adecuadas va a suponer la pérdida de hasta un 40% en las probabilidades de éxito. De hecho, pensamos que para llegar al éxito es necesario conseguir la armonía entre: pie, plantilla, calzado.